Armando Besga Marroquin, Doutor em História Medieval, Universidad de Deusto - " Es curioso constatar que el último Estado surgido en la Península no sólo fue el único que mantuvo su existencia separada, sino que además fue el único que no se unió durante la Edad Media con ningún otro reino ibérico. Oportunidades no faltaron, pero todos se frustaron. A la muerte de D. Fernando I (1367-1383) el trono portugués correspondía al rey de Castilla Juan I (1397-1390), casado con la heredera legítima, Beatriz. Pero en Portugal triunfó la oposición a esta solución y se ofreció el trono al gran maestre de la Orden de Avis, Juan hijo bastardo de Pedro I (1357-1367). La posible unión se frustó con la derrota de los castelhanos en Aljubarrota (15 de agosto de 1385). A finales del siglo XV soplaban vientos de unidad en la Península. La unión debia pasar necesariamente por Castilla. El socio podía ser Aragón o Portugal. Los acontecimientos propiciaron la solución aragonesa. Primeiro Isabel la Católica rechazó el matrimonio con Alfonso V de Portugal, que era defendido por el rey castelhano Enrique IV, y se casó con el príncipe Fernando, herdero de la Corona de Aragón. Después los Reyes Católicos se impusieron en la Guerra de Sucessión (1474-1479) a Juana la Beltraneja, auténtica heredera legítima del trono, y Alfonso V de Portugal. En 1383 una victoria había asegurado la independencia de Portugal; ahora una derrota consagraba una separación. La política matrimonial de los Reyes Católicos estuvo a punto de haber propiciado la unión con Portugal. La primogénita de los Reyes Católicos, heredera del trono tras la muerte del único hijo varón, Juan, se casó en segundas nupacias con el rey de Portugal Manuel el Afortunado ( en primeras nupcias lo había estado con Alfonso V de Portugal: otra oportunidad perdida, porque el matrimonio no tuvo descendecia). En 1498 Isabel y Manuel fueron jurados como príncipes de Austurias. Aquel mismo año falleció Isabel al dar a luz a su hijo Miguel. Sobre este niño recaían los derechos de las coronas de Portugal, Aragón y Castilla. Las Cortes reunidas en Ocaña le juraron como heredero. Pero el niño murió en Grtanada antes de cumplir los 2 años (1500). En 1580 se produjo la unión de España y Portugal en la persona de Filipe II.Pero ya era demasiado tarde: Portugal tenía su propio imperio y en esas condiciones no se han producido uniones fructíferas. A partir de 1640 Portugal volvió a ser independendiente. En conclusión, el homenage de Alfonso I al Papa constituye sólo uno de los hitos del largo proceso de independencia de Portugal, y no de los más importantes, pues tenía como objecto asegurar una independencia ya lograda. El texto, además, permite constatar las posibilidades de uso tan variadas que realmente tuvieron los veínculos feudales, que en este caso están más cerca de la garantía de una alianza (interpretable además a conveniencia) que de las definiciones tan estrictas que se suelen dar en las exposiones sobre el feudalismo. Postado por Arlindo Sena.